Acabo de darme cuenta de cuál fue sin duda el error que motivó que abandonase la publicación de estas audiciones comentadas en marzo, precisamente una de las razones que provoca que este blog esté la mayor parte del tiempo en barbecho, el trabajo que conlleva cumplir con un alto grado de auto-exigencia en cuanto al rigor, cantidad y calidad de la información. Pero ya al comenzar esta sección me dije que precisamente quería huir de los análisis, que no pretendía a estas alturas substituír al New Grove Dictionary of music and musicians, ni al Grout & Palisca, ni siquiera a la Wikipedia.
Incluso elaborar un resumen, un collage de información, es una tarea pesada y poco efectiva, una cosa es informarse, y otra masticar la información y presentarla ya digerida. Creo que a partir de ahora voy a limitarme a contextualizar brevemente la obra comentada, y a presentar fuentes de información en las que cada uno puede ampliar ese contexto a partir de sus propias conclusiones. Y dedicaré el grueso del texto a hacer mis propios comentarios, personales, sin el corsé del rigor que requiere la presentación de datos y conclusiones objetivas. Me paso al lado subjetivo, quizá incluso al emocional, quién sabe, eso aún está por ver.
Gustav Holst: First and Second Military Band Suites Op. 28 No. 1 and 2
La primera suite de Gustav Holst es un hito en el repertorio para banda de música por ser la primera gran obra escrita por un compositor renombrado, y no especializado en la composición para esta agrupación, y que sirvió de catalizador para que otros compositores considerasen a las bandas -en aquel entonces fundamentalmente militares- como un vehículo para la intepretación de su música y comenzasen a dotarlas de un repertorio propio y de calidad. Holst la finalizó en 1909, sin embargo no fue estrenada hasta 1920.
El primer movimiento gira en torno a un austero tema presentado al principio por los instrumentos más graves de la banda, pero que pronto asciende pasando por todas las secciones y presentándose con múltiples variaciones que muestras caracteres diferentes hasta que se genera un crescendo de una escalada de tensión que culmina con un final realmente apoteósico. Cada vez que la escucho sigo quedando impactado por lo tres últimos bombazos, dos a contraempo y el último a tempo, que precede a la cadencia final.
En general el resto de la obra se articula alternando secciones con carácteres contrastantes, unas muy rítimicas y articuladas y otras con pasajes cantabile y legato. Siempre me ha parecido una obra que mezcla desde la sobriedad y la apoteosis del principio, y que en otros momentos desborda energía y movimiento.
Nunca he tenido la oportunidad de tocarla pero todavía espero poder hacerlo algún día, porque sin duda es una de la obras canónicas del repertorio bandístico.
La segunda suite comienza nuevamente con un motivo que presentan los instrumentos graves y al que contestan las maderas agudas, pero el tempo y el carácter es totalmente diferente al del comienzo de la primera suite, en contraste con ésta, aquí el comienzo es festivo. En el primer movimiento destaca un hermoso solo de bombardino, desde luego pocos instrumentos podemos encontrar más propios de la banda de música. En esta suite Holst también se nutre de la música folk para inspirarse en sus temas.
La instrumentación empleada en ambas suites es muy completa, abarcando generosamente las principales familias de instrumentos, en el caso del clarinete es muy completa, al contar con dos requintos, clarinete solo y tres clarinetes, clarinete alto, clarinetes bajo y clarinete contrabajo.
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