domingo, 22 de marzo de 2015

Aaron Copland: Appalachian Spring

Ayer comenzó la primavera astronómica, la meteorológica dicen que ya lleva unos días entre nosotros, pero yo todavía no la noto demasiado aquí en Narón. Aún así sí que se respira un incipiente aire primaveral, aparecen tímidamente las primeras flores al calor de los días parcialmente soleados y las temperaturas comienzan a alcanzar unos picos máximos más templados -a pesar de las frescas o incluso frías mínimas. Pero aquí no hemos venido a hablar de meteorología, toca hacer una audición comentada, y esta semana os traigo uno de mis tributos musicales favoritos a la primavera, en este caso se trata de una visión procedente de los Estados Unidos de Norteamérica.

Aaron Copland
 El compositor estadounidense Aaron Copland nació y murió en New York, viviendo 90 años comprendidos entre 1900 y 1990. De origen ruso-judío, destacó como uno de los más afamados compositores americanos de música clásica y música de cine, especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica. Comenzó sus estudios de armonía, contrapunto y piano en la ciudad de los rascacielos, para trasladarse en 1921 a Francia, donde estudió con Nadia Boulanger. En el año 1924 regresa a los Estados Unidos, donde realiza una serie de encargos y estrenos para las más importantes formaciones sinfónicas del país, como la New York Philharmonic o la Boston Symphony Orchestra.

En los años 40 escribió sus ballets, como Billy The Kid, Rodeo, Lincoln Portrait o Appalachian Spring (1944), por el que recibió el Premio Pulitzer de música y el Premio de la Crítica Musical de New York. También escribió en esta época su célebre Fanfare for the Common Man (fanfarria para el hombre común) o su 3ª sinfonía.

Fue un músico comprometido y participó en numerosas asociaciones y actividades, así como docente en prestigiosas instituciones académicas como la Universidad de Harvard. También compuso música para películas de cine, siendo nominado a los Oscar por varios de sus trabajos, y recibiéndolo finalmente en 1950 por la música del film "La heredera" (1949). Su defensa, en 1936, del Partido Comunista de los Estados Unidos le creó problemas con el FBI y el goierno, que llegó a vetar su música en importantes actos. En 1964, el presidente Lyndon B. Johnson le impuso la Medalla de la Libertad, la más alta distinción civil en USA.

En 1944, Aaron Copland recibió de Martha Graham el encargo de componer un ballet, que fue estrenado en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos el 30 de octubre de 1944, con la propia Martha como bailarina principal. Al año siguiente, Copland hizo un arreglo del ballet como suite orquestal, conservando la mayor parte de la música, para una formación de 13 instrumentos, aunque en 1954 ya se hizo otra versión con una orquestación más extensa para orquesta completa. Estas versiones concertantes son las que se han hecho más célebres.

Ballet for Martha

"Ballet for Martha" fue su primer título, pues Copland no había pensado para esta obra nada en concerto. Poco después de su estreno, fue Graham quien le hizo la sugerencia de ponerle de título "Appalachian spring" tomando una frase del poema de Hart Crane "La danza", de su libro "The bridge" (el puente):
O Appalachian Spring! I gained the ledge;Steep, inaccessible smile that eastward bendsAnd northward reaches in that violet wedgeOf Adirondacks!
Oh manantial de los Apalaches, alcancé la cornisa;
Escarpada, innacecible sonrisa que se dobla cara el Este
Y cara el Norte llega en esa cuña violeta
De los Adirondacks!

Como Copland compuso la música sin saber previamente el título, le hacía mucha gracia cuando la gente le decía que había capturado la belleza de los Apalaches en su música. Es poco conocida la circunstancia de la palabra "spring" en el contexto de este poema se refiera a un manantial, aunque el conjunto de su obra es un viaje para conocer la primavera.

Appalachian Spring

El ballet trata acerca del desarrollo de una fiesta de primavera de los pioneros norteamericanos en la década de 1800, después de construír una nueva granja en Pennsylvania. Entre los personajes centrales se encuentran una pareja de recién casados, un vecino, un predicador evangelista y sus seguidores.
La Suite Orquestal está dividida en 8 secciones, que Copland describe de la siguiente manera:
  1. Muy lentamente. Introducción de los personajes, uno por uno, bajo una luz difusa.
  2. Rápido. Explosión repentina de frases al unísono en arpegios mayores: comienza la acción. Un sentimiento tanto eufórico como religioso da la tónica a esta escena.
  3. Moderado. Dúo para la novia y su prometido: escena de ternura y pasión.
  4. Muy rápido. El predicador evangelista y su rebaño. Sentimiento folk, danzas country y violines.
  5. Aún más rápido. Sólo de danza de la novia: presentimiento de la maternidad. Los extremos de alegría, de miedo y de asombro.
  6. Muy lentamente (como al principio). Transición a escena que recuerda a la música de la introducción.
  7. Calmo y fluído. Escenas de la actividad diaria de la novia y de su marido agricultor. Hay cinco variaciones de un tema de los Shakers (Sociedad unida de creyentes en la segunda aparición de Cristo). Este mismo, cantado por el clarinete solista, fue tomado de una colección de melodías compiladas por Edward D. Andrewa. La melodía se conoce como "Simple Gifts".
  8. Moderato. Coda. La novia tiene su lugar entre sus vecinos. Al final la pareja queda "tranquila y fuerte en su nuevo hogar". Las cuerdas con sordinas entonan un silencioso coro de gratitud. El cierre es una reminiscencia de la música de apertura.

Fuente: Wikipedia

A continuación os dejo la versión que he escogido para ilustrar esta audición, se trata de la versión orquestal de 1945 para la formación original de 13 instrumentos.



Grabado en vivo el 3 de junio de 2012 en la Westmoreland Congregational, UCC.
Alejandro Hernandez-Valdez, director
Kara Santos, flauta
Garrick Zoeter, clarinete
Ryan Romine, fagot
Chaerim Smith, Brent Price, Akemi Takayama, Christina Wheeler Wensel, violines
Derek Smith, Robin Fay Massie, viola
Ben Wensel, Jessica Sammis, cellos
Alec Hiller, contrabajo
Grace Cho, piano

domingo, 15 de marzo de 2015

Antonín Dvořák: Sinfonía nº 9 en Mi menor op. 95, desde el Nuevo Mundo

La audición comentada de esta semana rompe un poco el rumbo "alternativo" que podía parecer que tomaba esta serie de publicaciones. El objetivo no es dar a conocer música que pasa desapercibida para el gran público, aunque éste sea un hecho que puede ayudarme en un momento dado a decidirme a comentar una determinada obra frente a otras opciones. Esta semana os traigo una obra que casi no necesita carta de presentación, la 9ª sinfonía de Antonín Dvořák es sin duda una de las más celebres e interpretadas sinfonías que ha dado la historia de la música (culta occidental). No puedo decir que esto sea una reconciliación, porque nunca ha habido enfado alguno, pero sí es cierto que escucharla ahora por puro placer es infinitamente más grato que concebirla como una tarea académica - hacerlo cuando hablamos de música siempre debería ser un error-, puesto que esta sinfonía me acompañó en mi último en el CSM Murcia, unos meses nada fáciles y que por ello no ayudaron a que disfrutase de su interpretación tanto como hubiese podido por la calidad de esta música y la gran oportunidad que supuso poder interpretarla y conocerla desde dentro de la orquesta, desde sus entrañas.

Manuscrito autógrafo de la "New World Symphony", fuente: wikipedia

¿Por qué Dvořák ahora? En realidad lo he encontrado buscando otra cosa, como suele ocurrir siempre con las ideas, que se cruzan en tu camino a otra parte. Estaba buscando vídeos de Mariss Jansons, un director al que admiro y que ha sido invitado por la Wiener Philharmoniker para su próximo concierto de año nuevo del 2016.

De acuerdo a lo que la wikipedia dice de esta obra, la sinfonía no. 9 en mi menor op. 95, también conocida como Sinfonía desde el Nuevo Mundo -en checo: Novosvětská, en inglés From the New World- o más popularmente Sinfonía del Nuevo Mundo, fue escrita y estrenada en 1893 durante la estancia de Antonín Dvořák en los Estados Unidos de Norteamérica. Esta fue debida a la invitación para dirigir el Conservatorio Nacional de música de América, que había fundado Jeanette Thurber en 1885 en la ciudad de New York. Su estreno fue el 16 de diciembre de 1893 en el Carnegie Hall y a cargo de la New York Philharmonic bajo la batuta de Anton Seidl.

Primera página del manustrito de la sinfonía del Nuevo Mundo.

La inspiración musical de esta sinfonía procede sin duda de la música de los nativos americanos y de la música religiosa de los afroamericanos. Sin embargo, a diferencia de otras célebres obras rapsódicas los temas son originales, y por ello estas influencias están entremezcladas con la esencia bohemia del autor. Quizá sea una de las claves de su éxito, la fusión entre elementos americanos del "Nuevo Mundo" con la tradición musical europea del, en contraposición, "Viejo Continente". Él mismo afirmó antes de su estreno:

"En realidad no he utilizado ninguna de las melodías de los nativos americanos. Simplemente he escrito temas originales que incorporan las peculiaridades de la música indígena y usando estos temas como sujetos, los he desarrollado con todos los recursos del ritmo, el contrapunto y el color orquestal modernos."

Lo ideal sería que hiciese un comentario pormenorizado de esta obra, pues lo merece, pero lindaría demasiado con el terreno del análisis musical, que ya dije que no era el propósito de estas publicaciones. Sería, además, demasiado extenso y no dispongo de tanto tiempo ni energía para dedicarme a hacer algo que en este caso con toda probabilidad habrá publicado ya alguien antes con más calidad de lo que pueda conseguir, así que dando un simple paseo por google podemos encontrar varios comentarios extensos que os animo a leer si queréis conocer mejor la obra para escucharla de manera más informada:


Como ya comenté que había llegado de nuevo a esta sinfonía buscando sobre Mariss Jansons, la versión que he escogido es precisamente la que hizo bajo su batuta la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera (BRSO). Os dejo también el link de IMSLP para descargaros la partitura completa.


domingo, 8 de marzo de 2015

George Philippe Telemann: 18 cánones melódicos o 6 sonatas canónicas a dúo

El libro Guiness de los récords, en su edición de 1998, otorgó a George Philip Telemann el grado del compositor más prolífico de la historia, al menos si nos ceñimos a la obra que se conoce. Esto es mérito más que suficiente para acercarnos un poco más a su extensa producción y dedicarle un poco de atención a la música barroca, de la que por deformación profesional (clarinetitis leve) estoy algo distanciado. Si bien, en mi defensa tengo que añadir que cantar parte del Mesías de Haendel y del oratorio de navidad de Bach está incluído en mi lista personal de los mejores momentos musicales de mi vida.

La figura de Telemann - a quién heréticamente recuerdo haber llamado "Telemán" la primera vez que leí su nombre estando en grado elemental, bendita ignorancia- nos puede guiar en un viaje por el panorama musical alemán de la primera mitad del siglo XVIII. Es un hombre clave, nexo entre dos gigantes como Johann Sebastian Bach -de quien fue compadre, al apadrinar a su hijo Carl Philip Emmanuel Bach- y George Friedrich Händel -de quién fue amigo. Aunque en la actualidad Bach y Haendel eclipsen la figura de Telemann en su tiempo no fue así, y su fama y sueldo superaron a los de nuestros admirados maestros.

Natural de Magdeburgo (Norte de Alemania), Telemann mostró su talento musical de manera temprana, llegó a aprender a tocar multitud de instrumentos, pero su familia no lo veía bien y terminó enviándolo a estudiar derecho a Leipzig, pero el plan no salió muy bien y acabó dirigiendo la ópera de Leipzig y organizando una intensa actividad musical que llegó a preocupar a Kuhnau, maestro de capilla y compositor más influyente de la ciudad (antecesor de Johann Sebastian Bach).

Despues de esta primera etapa se familiariza con la música francesa y más tarde se traslada a Eisenach, donde conoce a Bach. A partir de 1721 llega a Hamburgo, ciudad donde desarrollará el resto de su carrera. Allí se ocupó de las principales iglesias de la urbe y también fue el director de la ópera. Un episodio anecdótico de esta etapa fue cuando Kuhnau dejó vacante su puesto en Leipzig y Telemann se postuló como candidato para sucederle (junto con Bach, que fue rechazado entonces) pero cuando aceptaron su propuesta él la rechazó, sirviéndole este farol para conseguir un aumento de su salario en Hamburgo. Al morir, le sucedió en su cargo su ahijado Carl Philip Emmaniel Bach, a quien se le conoció como "el Bach de Hamburgo".

Las 6 Sonatas Canónicas TWV 40:118-123 son una serie de 18 piezas agrupadas en seis sonatas escritas a dúo en forma de canon al unísono, es decir, que consta de una única línea melódica que se hace contrapunto a sí misma si el segundo ejecutante la interpreta al finalizar el primero un motivo determinado marcado en la partitura. Es un magno ejercicio de contrapunto riguroso en el que los motivos se suceden contraponiéndose entre sí, de manera que los escuchamos dos veces, una en cada voz, pero nunca se oye dos veces lo mismo porque una de las voces cambia. Estamos ante un gran rompecabezas que encaja motivos durante media hora.

Publicadas en Hamburgo en 1727, originalmente estas piezas fueron concebidas para un dúo de flautas o violines, si bien se pueden encontrar versiones con instrumentos diversos, con la única condición de que se encuentren en la misma tesitura. Yo he elegido una versión para dos flautas históricas en la que podéis escuchar la secuencia completa (30 min) de las seis sonatas por orden.



domingo, 1 de marzo de 2015

Reveriano Soutullo & Joan Vert: La del Soto del Parral

Como es domingo, toca acabar la semana -y empezar un nuevo mes- con música de la mano de una nueva entrada en la sección de audiciones comentadas. Después de estar toda la semana dándole vueltas para decidir qué iba a comentar en esta ocasión, hoy me he decidido por una zarzuela de las de siempre, "La del Soto del Parral".



Esta zarzuela en dos actos, fruto de la colaboración entre el compositor gallego Reveriano Soutullo y el valenciano Joan Vert, se representó por primera vez el 27 de marzo de 1927 en el teatro La Latina de Madrid, y está ambientada en una Segovia rural del siglo XIX. Refleja una historia costumbrista y de amores campesinos.

La elección de esta zarzuela tiene un culpable, el barítono ferrolano Gabriel Alonso Díaz, cuya prometedora carrera no deberíais perder de vista. El caso es que hace un par de días me volví a encontrar en youtube con un video suyo -el que se reproduce a continuación de este párrafo, acompañado por el pianista Ricardo Blanco- en el que interpretaba la Romanza de Germán, uno de los números más célebres de esta zarzuela. Y tengo que confesar que no pude resistirme a escucharlo varias veces seguidas, quien dice varias dice muchas, una y otra vez. 



Partiendo de esa base, he estado buceando en la red hasta escuchar unas cuantas versiones e incluso otros fragmentos. De ahí ha salido la idea de dedicarle la audición comentada de esta semana a esta obra de Soutullo y Vert. Este támdem de compositores nos ha dejado también otros títulos célebres del repertorio de zarzuela, como son La Leyenda del beso (1924) o El último romántico (1928).

Sin desmerecer para nada la versión con piano que nos dejaba Gabriel Alonso, no es comparable a la riqueza que ofrece presenciar esta escena contextualizada en la propia zarzuela, esto es, en el teatro, con su escenografía y acompañado de una buena orquesta. Estas circunstancias se dan en el siguiente vídeo de esta misma Romanza de Germán, que interpreta César San Martín con la Orquesta Sinfónica Ciudad de Lima en una representación del año pasado en esa misma ciudad de Perú.




Romanza: "Ya mis horas felices"

(Germán)
Coro(dentro) Contentos de la cosecha
cantamos al caminar
tonadas para las mozas
más guapas de mi lugar.
¡Ay, mocita segoviana!
cuando seas mi mujer,
verás que envidia nos tienen,
morena de mi querer. 
Germán. Los cantos alegres de los zagales
aumentan siempre la pena mia,
y mi amargura vivo llorando
con la ilusión perdida. 
Ya mis horas felices, mi alegre vivir,
todo, luz, risa y esperanzas,
no volveréis a mí.
Sí, con fuerza en mi pecho
prendió la llama del pesar;
desamor, llanto y amargura
solo podré alcanzar.
Eres mi mujer, la que yo quiero,
y a ti sola dí mi corazón.
Yo no sé fingirte
ni pensé en la traición,
ni sabré mentirte
nunca con mi pasión.
Si sufro callando,
¡respeta el silencio!
Hablar no es posible,
pues debo callar.
Ya véis si es tormento
sufrir sin hablar. 
Quiero desterrar de tu pecho el temor,
quiero que tu fé vuelva a mí.
Deja que me miren tus ojos;
sueño con tu amor ser feliz.
Dame como el sol a la mies tu calor,
dame tus caricias, mi bien;
besos calmarán mi amargura,
besos de tus labios, mujer.
Mi alegre vivir no puedo olvidar
ni aquella paz que gocé.
¡Ay! Tiempo feliz, ya no ha de volver
el bienestar que perdí,
pá siempre se fué la luz de mi ilusión,
la vida toda que alienta mi pasión.
Vivo dominando mi pena,
siento la esperanza perder;
lloraré mi amargura
en tus brazos, mujer. 

Pero no es esta romanza el único número célebre de esta obra, también se suele escuchar de manera muy frecuente en muchas antologías de zarzuela un número coral que también se encuentra en el primer acto de esta zarzuela. Se trata de la Ronda de enamorados, conocida como casi todos los números por uno de sus versos, en este caso "¿Dónde estarán nuestros mozos…?". Para este número he escogido una versión del Teatro de la Zarzuela de Madrid, acompañados por la Orquesta sinfónica de la Comunidad de Madrid (ORCAM) en 1999.



Coro: Ronda de enamorados 

Mozas. (dentro) La, la, la, la, la, la.
Al fin de la faena busco a mi mozo
que quiero la alegría más que el reposo;
porque en amores, madre, piensan las mozas,
que en horas de descanso
no se reposa, no se reposa. (saliendo) 

¿Dónde estarán nuestro mozos,
que a la cita no quieren venir,
cuando nunca a este sitio faltaron
y se desvelaron por estar aquí?
Si es que me engaña el ingrato,
y celosa me quiere poner,
no me llevo por él un mal rato,
ni le lloro, ni le imploro,
ni me importa perder su querer. 
Mozos. (saliendo sin ser vistos
y enlazándolas por el talle) 

Ya estoy aquí, no te amohínes, mujer,
que has de tener fe ciega en mí.
Te quiero, mi moza garrida,
segoviana de mi vida; sin ti no sé vivir. 
Mozas. No he de dudar cuando te cases, mi amor;
me ha de curar la bendición.
¡Ay, mozo!,
soltera no hay reposo;
el día que nos casemos
se acaba mi desazón. 
Mozos. Tiempo nos queda, zagala,
de poder en la boda pensar;
disfrutemos la vida de mozos,
que para amarrarnos
siempre habrá lugar. 
Mozas. Siempre me dices lo mismo:
tus consejos no quiero escuchar
porque sabes decir muchas cosas,
cariñosas, engañosas,
pero nunca te quieres casar. 
Mozos. Dudas de mí y no debieras dudar,
que yo por ti sabré luchar.
No miento. 
Mozas. Mi mozo garrido,
segoviano presumido,
que no me has de engañar. 
Mozos. Me casaré cuando tú quieras, mujer,
tuyo será todo mi amor. 
Todos. Bien mío, en tu querer confío;
muy pronto será mi casa
un nido para los dos. 
Mozas. No me engañes, embustero,
porque es desamor engañar. 
Mozos. No te engaño, recelosa,
que te sé querer ... 
Todos. ... de verdad.
(hacen mutis por parejas) 

Por último me gustaría añdir una curiosidad, que se comienza a ver en algunas representaciones de esta zarzuela, y es el añadido de una hermosa romanza de tenor en el segundo acto, la Romanza de Miguel, original de esta obra , pero que fue retirada por los autores y que reutilizaron con mucho éxito como la célebre "Bella enamorada" en El Último Romántico. Nuevamente la versión es la de la ópera de Lima (Perú).



Romanza: "Fuerza que me vence"
(Miguel)
Miguel
Fuerza que me vence
en lucha traidora.
Duda que me alcanza
y me hace sufrir.
Nublo que del viento
trae frío y tormenta,
lucha tan violenta
que hiere, incremento,
y me hace morir. 
Quiero encontrar
la amistad perdida.
Quiero tener
fe en el amor.
Sol de mi ayer,
sol de mi Segovia,
vuelve hacia mí
tu dulce calor.
Duda que en mi pecho
mata mi sentir,
que vivir no puedo,
queriendo vivir. 
Flor de dulce aroma
que hiere de espinas,
sueño que no alcanza
tierno despertar.
Angelita es mía,
ni Germán ni nadie
sabrá arrebatarme
la dicha innegable
de poderla amar. 
Quiero encontrar etc. 
Sol de mi amor,
sol de mi Segovia,
vuelve hacia mí,
tu dulce calor.
Hoy todas mis dudas
se han despejado,
aunque para ello,
¡ah!, tenga que matar. 

Fuente: http://www.zarzuelacartagena.com/letras/letras_sotoparral.htm#sot05

La semana que viene, otro rato de música comentada.