miércoles, 19 de octubre de 2016

9 años no son nada

No conservo la primera publicación que hice en este blog, y por tanto desconozco la fecha exacta en la que lo comencé; pero en cambio, sí guardo un grato recuerdo de aquellos comienzos en aquel octubre de 2007, de aquel otoño que me llevó a residir en pleno corazón de Compostela, ciudad que me cautivaría para siempre.

En aquellos primeros tiempos universitarios para mi, en un momento de la prehistoria de las redes sociales, la inquietud que provocó en mi la posibilidad de acceder al mundo a través de internet fraguó en la búsqueda de un canal para realizar esa comunicación, un soporte de contenidos lo más versátil y caudaloso posible -al contrario que ahora que buscamos fotos impactantes para instagram o facebook, y la mejor frase con menos de 140 caracteres. Fruto de esa búsqueda -en la que reconozco que acabé por tener una cuenta en casi todas cuantas plataformas existían por aquel entonces- nació este blog, y nació para ser mi principal escaparate personal hacia el mundo, aunque sin pretensiones de llegar a un gran público, tengo que reconocerlo sinceramente. Yo no soñé con ser bloguer -o bloguero-, en aquel entonces ese era un concepto desconocido para la gran mayoría, si es que existía siquiera con el significado que hoy le otorgamos. 

Este blog me permitió cumplir un viejo deseo de tener una página web, una finca en internet donde sembrar mis ideas, inquietudes, pensamientos, imágenes y sonidos. Un lugar desde el que poder mostrar al mundo quien soy, y ofrecer mis publicaciones a todo aquel que las quisiese leer.

Hoy en día todo ha cambiado, el mundo cambia constantemente, pero también yo cambio. Ahora miro a este blog con un sentimiento contradictorio de responsabilidad para no perder un trabajo de tantos años -le cojo mucho cariño a las cosas que están tanto tiempo conmigo- pero también de culpabilidad por no ser capaz de dotarlo de contenido y continuidad.

He barajado muchas posibles causas para este problema, y mi hipótesis actual se centra en lo difícil que resulta para mí exponerme públicamente tan al descubierto. He fabricado una página donde mi nombre aparece por todas partes, que aparece rápidamente al buscarme, que aparece en los buscadores también cuando buscas muchas otras cosas, y que ve mucha gente. En definitiva, es un escaparate que se escapa a mi control. Cualquier cosa que ponga la podrá leer cualquiera, y sabrá que la he escrito yo, y aunque por lo general no destaco por publicar contenido que me pueda perjudicar, la desconfianza hacia que algo de eso se pudiese volver en mi contra, me impide proyectarme a través de esta ventana como lo hacía al principio. Muchos blogueros cuentan su vida y milagros, pero muchos también lo hacen desde el anonimato.

De todas formas, el gusanillo por escribir aquí sigue dentro de mí, cada vez que abro el blog, cada vez que pongo los dedos sobre el teclado sueño con que comiencen a fluír las ideas a través de las palabras... Por lo tanto seguiré intentándolo una y otra vez, con el aliciente extraordinario que tengo este año, pues en octubre de 2017 cumpliremos 10 años y habrá que conmemorarlo de algún modo. No puedo prometer nada, porque dudo de poder cumplirlo, pero seguimos trabajando en ello.